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El rey de Asiria mandó desde Laquis a su comandante en jefe, junto con un gran ejército, a Jerusalén para atacar al rey Ezequías. Tomó su posición junto al acueducto del estanque superior en el camino que lleva al Campo del Lavandero. Salieron a reunirse con él Eliaquín hijo de Jilquías, que era el administrador del palacio real, el cronista Sebna y Joa hijo de Asaf, que era el secretario. El comandante en jefe les dijo:

—Díganle a Ezequías que esto es lo que dice el gran rey, el rey de Asiria:

»¿Por qué estás tan confiado?

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